1. Principio

Creemos que después de los mil años el Señor renovará el cielo y la tierra, y esta nueva tierra será la patria de los salvados. La nueva Jerusalén será la capital de este reino eterno y el Rey de Reyes tendrá su trono en ella. Isaías 45:18; 65:17; Apocalipsis 21:1-3.

Por el sabiamente establecido plan de salvación, fundado sobre el amor eterno de Dios, todos los redimidos, libres de la amenaza de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, podrán gozar ante la eterna presencia de Dios. Isaías 65:25; 2 Pedro 3:13.

“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Apocalipsis 21:3-5).

2. Introducción

Este mundo tal como lo conocemos ahora vendrá un día a su fin: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles y entonces vendrá el fin” Mateo 24:14. El fin de todas las cosas está relacionado con el conocimiento de la verdad por todos los habitantes de este mundo, ya que cada cual debe tener la opotunidad de decidirse a favor o en contra.

El medio que se usará para la destruccción tiene el propósito de purificar este mundo: “Mas los cieles que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos” 2 Pedro 3:7. En ocasión del diluvio la tierra fue limpiada por agua, pero la última y definitiva purificación de este mundo del pecado, la muerte y el sufrimiento se producirá por fuego procedente del cielo.

Tolo lo que puede verse quedará completamente destruido; no se conservará absolutamente nada: “… aquel día que vendrá. Los abrasará, ja dicho Jehová de los ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama” Malaquías 4:1. No habrá ni siquiera rastro de lo que hubo, exceptuando la desolación en la que quede la tierra.

Después de una completa eliminación del mal y purificación de la tierra, se llevará a cabo una nueva creación: “…los cielos nuevos y la nueva tierra, que yo hago, permanecen delante de mí, dice Jehová…” Isaías 66:22.

“Entonces miré y vi el mismo fuego que había consumido a los malos quemaba los escombros y purificaba la tierra. Volví a mirar, y vi la tierra purificada.

No quedaba la más leve señal de maldición. La quebrantada y desigual superficie de la tierra era ya una dilatada planicie. Todo el universo de Dios estaba limpio y había terminado para siempre la gran controversia.

Por doquiera podáramos la vista, todo era santo y hermoso. … La hermosa tierra nueva, con toda su gloria, iba ser la heredad eterna de los santos.” Primeros Escritos, 295.

3. Definición

“Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus promesas, en los cuales mora la justicia” 2 Pedro 3:13. Las condiciones que prevalecerán en la tierra nueva se encuentran sintetizadas en el versículo citado, ya que todo es nuevo y bueno, pero para ampliar este pensamiento es importante analizar con más detalle, qué significan o cuáles son estas nuevas condiciones:

1. ACTIVIDADES FÍSICAS

• Construcción

 “Edificarán casas, y morarán en ellas…” Isaías 65:21.

• Agricultura

 “Plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas” Isaías 65:21.

• Tareas diversas

 “Y mis escogidos perpetuarán las obras de sus manos” Isaías 65:22.

• Trabajo con propósito

 “No trabajarán en vano” Isaías 65:23.

2. ACTIVIDADES INTELECTUALES Y ESPIRITUALES

• Observancia del sábado

 “Y de sábado en sábado vendrá toda carne a adorar delante de mí” Isaías 66:23.

• Adoración a Dios

 “Y de sábado en sábado vendrá toda carne a adorar delante de mí” Isaías 66:23.

• Servicio a Dios

 “ … Dios, y le sirven … en su templo…”Apocalipsis 7:15.

• Música y canto

 “…y oí una voz de tañedores de arpas … y cantaban como un cántico nuevo …” Apocalipsis 14:2, 3.

“En la Biblia se llama la herencia de los bienaventurados una patria. (Heb. 11:14-16) Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales de aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.” El Conflicto de los Siglos, 733

4. Características

Es interesante tomar en cuenta las diferencias, que las Escrituras nos señalan entre la tieera actual y la nueva:

1. No habrá animales carnívoros

 “Y el león como el buey comerá paja” Isaías 11:7.

2. No existirán animales peligrosos

 “Y el niño de teta se entretendrá sobre la cueva de la áspid” Isaías 11:8.

3. Desaparición del mar

 “Y el mar ya no es” Apocalipsis 21:1.

4. No se trabaja para otros

 “No edificarán, y otro morará” Isaías 65:22.

5. No habrá violencia en la naturaleza

 “Morará el lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará” Isaías 11:6.

6. Desaparición de los pensamientos tristes y del pasado

 “… las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos … y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento” Isaías 65:16, 17.

7. No habrá separación entre Dios y los seres humanos

 “… y morará con ellos, y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos” Apocalipsis 21:3.

“El tabernáculo [tono, o sede general] de Dios está con los hombres.” El Conflicto de los Siglos, 735.

5. Referencias

La descripción de la nueva Jerusalén se encuentra en Apocalipsis 21 y su estudio es realmente interesante:

  1. Muro grande y alto con doce puertas. Apocalipsis 21:12.
  2. En las puertas, doce ángeles. Apocalipsis 21:12.
  3. Nombre escritos que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. Apocalipsis 21:12.
  4. El muro de la ciudad tenía doce fundamentos. Apocalipsis 21:14.
  5. Los fundamentos tenían los doce nombres de los doce apóstoles. Apocalipsis 21:14.
  6. Los fundamentos del muro eran piedras preciosas. Doce fundamentos con doce piedras preciosas. Apocalipsis 21:19.
  7. Las doce puertas eran doce perlas. Apocalipsis 21:21.

“Entonces alzamos los ojos y vimos la grande y hermosa ciudad con doce cimientos y doce puertas, tres en cada lado y un ángel en cada una. Nosotros exclamamos: “¡La ciudad! ¡la gran ciudad! desciende del cielo, de Dios.” Y descendió en todo su esplendor y gloria; asentándose en la vasta llanura que para ella preparara Jesús.” 2 Testimonios Selectos, 243.

6. Comentarios

“Mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos.”

“No se oirá más la violencia en tu tierra, la desolación ni la destrucción dentro de tus términos; sino que llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza.” “Edificarán casas también, y habitarán en ellas; plantarán viñas, y comerán su fruto. No edificarán más para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; . . . mis escogidos agotarán el usufructo de la obra de sus manos.” (Isaías 32: 18; 60: 18; 65: 21, 22, V.M.)

Allí “se alegrarán el desierto y el sequedal, y el yermo se regocijará y florecerá como la rosa.” “En vez del espino subirá el abeto, y en lugar de la zarza subirá el arrayán.” “Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo sesteará junto con el cabrito; . . . y un niñito los conducirá.” “No dañarán, ni destruirán en todo mi santo monte,” dice el Señor. (Isaías 35: 1; 55: 13; 11: 6, 9, V.M.)

El dolor no puede existir en el ambiente del cielo. Allí no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo. “Y la muerte no será más; ni habrá más gemido ni clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya.” “No dirá más el habitante: Estoy enfermo; al pueblo que mora en ella le habrá sido perdonada su iniquidad.” (Apocalipsis 21: 4; Isaías 33: 24, V.M.)

Allí está la nueva Jerusalén, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, “corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios.” “Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como el cristal.” “Las naciones andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traen a ella su gloria.” El Señor dijo: “Me regocijaré en Jerusalem, y gozaréme en mi pueblo.” “¡He aquí el tabernáculo de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y el mismo Dios con ellos estará, como Dios suyo!” (Isaías 62: 3; Apocalipsis 21: 11, 24; Isaías 65: 19; Apocalipsis 21: 3, V.M.)

En la ciudad de Dios “no habrá ya más noche.” Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agostará. “No necesitan luz de lámpara, ni luz del sol; porque el Señor Dios los alumbrará.” (Apocalipsis 22: 5, V.M.) La luz del sol será sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista excederá sin medida la claridad de nuestro mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inunda la ciudad santa con una luz que nunca se desvanece. Los redimidos andan en la luz gloriosa de un día eterno que no necesita sol.

“No vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero son el templo de ella.” (Apocalipsis 21: 22, V.M.) El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo. “Ahora vemos obscuramente, como por medio de un espejo.” (1 Corintios 13: 12, V.M.) Vemos la imagen de Dios reflejada como en un espejo en las obras de la naturaleza y en su modo de obrar para con los hombres; pero entonces le veremos cara a cara sin velo que nos lo oculte. Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro.

Allí los redimidos conocerán como son conocidos. Los sentimientos de amor y simpatía que el mismo Dios implantó en el alma, se desahogarán del modo más completo y más dulce. El trato puro con seres santos, la vida social y armoniosa con los ángeles bienaventurados y con los fieles de todas las edades que lavaron sus vestiduras y las emblanquecieron en la sangre del Cordero, los lazos sagrados que unen a “toda la familia en 736 los cielos, y en la tierra” (Efesios 3: 15, V.M.) -todo eso constituye la dicha de los redimidos.

Allí intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo.

Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos- mundos a los cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que entonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida.

Con indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de Dios. Con visión clara consideran la magnificencia de la creación -soles y estrellas y sistemas planetarios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de la Divinidad. El nombre del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza de su poder.

Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza.

“Y a toda cosa creada que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, las oí decir: ¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!” (Apocalipsis 5: 13, V.M.)

El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor.” El Conflicto de los Siglos, 735 – 738.

7. Conclusión

“Sólo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado. El profeta, al contemplar a Cristo en su gloria, dice: “Su resplandor es como el fuego, y salen de su mano rayos de luz; y allí mismo está el escondedero de su poder.” (Habacuc 3: 4, V.M.) En sus manos, y su costado heridos, de donde manó la corriente purpurina que reconcilió al hombre con Dios, allí está la gloria del Salvador, “allí mismo está el escondedero de su poder.” “Poderoso para salvar” por el sacrificio de la redención, fue por consiguiente fuerte para ejecutar la justicia para con aquellos que despreciaron la misericordia de Dios. Y las marcas de su humillación son su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder. 733 “¡Oh, torre del rebaño, colina de la hija de Sión, a ti te llegará; sí, a ti vendrá el dominio anterior!” (Miqueas 4: 8, V.M.) Llegó el momento por el cual suspiraron los santos desde que la espada de fuego expulsó a la primera pareja del paraíso -el tiempo de “la redención de la posesión adquirida.” (Efesios 1: 14.) La tierra dada al principio al hombre para que fuera su reino, entregada alevosamente por él a manos de Satanás, y conservada durante tanto tiempo por el poderoso enemigo, ha sido recuperada mediante el gran plan de la redención. Todo lo que se había perdido por el pecado, ha sido restaurado. “Así dice Jehová, . . . el que formó la tierra y la hizo, el cual la estableció; no en vano la creó, sino que para ser habitada la formó.” (Isaías 45: 18, V.M.) El propósito primitivo que tenía Dios al crear la tierra se cumple al convertirse ésta en la morada eterna de los redimidos. “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.” (Salmo 37: 29.)” El Conflicto de los Siglos, 734.